Por Alfonso Rosale
Martes 14, febrero, 2023
Tenía tres enfermedades que indicaban que el embarazo debía interrumpirse (lupus eritematoso sistémico, nefropatía lúpica y artritis reumatoide) y si a esto le sumamos que su producto del embarazo no tenía cerebro, había cero posibilidades de vida fuera del útero, no se necesitaba tener un gran conocimiento en medicina para entender que lo mejor para ella era terminar con ese”.
Este era el caso de Beatriz, una joven salvadoreña, embarazada con un niño sin cerebro, y con una enfermedad crónica incurable. Salvaguardar la vida de una mujer embarazada, especialmente si el producto de su embarazo no tiene posibilidades de sobrevivencia (anancéfalo, es decir sin cerebro, sin posibilidad de vida), en cualquier sistema de salud del mundo, es una decisión fácil. Pero no en El Salvador.
El Salvador prohíbe el aborto desde 1998, bajo cualquier circunstancia. Según lo establecido en el artículo 133 del Código Penal, las mujeres que lo practiquen o personas que las apoyen en el procedimiento pueden ser sancionadas con 2 y hasta 8 años de cárcel. Son un total de cinco países en el mundo (de 196 países), 4 de ellos en la región de Mesoamérica (El Salvador, Honduras, Nicaragua y República Dominicana) con leyes donde la desprotección de la mujer embarazada es total (el aborto no es permitido en ninguna circunstancia). Un legado de los Gobiernos de Arena, partido político de ultraderecha y al momento muy desprestigiado por las altas tasas de corrupción entre sus líderes. Pero el legado, ha continuado con partidos de izquierda, como el FMLN, también desprestigiado por actos corruptos y con dos expresidentes exiliados, y actualmente prófugos de la justicia salvadoreña. Y aunque estamos en tiempos de nuevas ideas, el legado persiste. Muchas leyes han sido modificadas durante este Gobierno, pero no las leyes que protegen la salud de las gestantes.
El aborto terapéutico, autorizado legalmente en 191 países, es definido como la interrupción voluntaria de un embarazo antes de la viabilidad fetal (22 semanas o menos de 500 g), por razones de salud materna. Existen cino razones médicas básicas por las que se justifica el aborto terapéutico: riesgo grave para la vida de la madre, para salvaguardar la salud física o mental de la madre, riesgo de enfermedad congénita o genética, reducción de embriones o fetos en embarazos múltiples y riesgo grave para la vida del feto.
En el caso de Beatriz, se cumplían dos de las cinco indicaciones médicas para la interrupción del embarazo. Pero el Estado salvadoreño negó el derecho básico a la vida de Beatriz. La gremial del Colegio Médico de El Salvador manifestó en 2018 “no existe una situación, en la práctica médica actual, donde la vida humana, deba ser intencionalmente destruida por medio del aborto con el propósito de salvar la vida de la madre”. Exigiendo la permanencia de la penalización del aborto en nuestro país.
Me pregunto qué argumentos se cruzaron por los cerebros de las tres mujeres médicos que formaban parte de la junta directiva del Colegio Médico, integrada por 11 personas. Con tal declaración, menoscababan el derecho humano más fundamental de todas las mujeres salvadoreñas. ¿Estaban conscientes de su traición, no solo al resto de mujeres sino al juramento hipocrático? ¿O eran avasalladas por la inmensa mayoría de machos alfa y colegas directivos? Lo entiendo de fanáticos religiosos, ¿pero de médicos colegas? Pero si, aunque no lo entienda, la reciente pandemia me ha dejado claro, que muy a pesar de todas esas horas de estudio, las agendas políticas y religiosas prevalecen sobre la ciencia, en algunos colegas. Me pregunto que hubiesen hecho esos 11 médicos, si Beatriz hubiese sido su hija. ¿Sacarla de El Salvador para que le interrumpieran el embarazo en otro país?
Para los casos de mujeres encarceladas por el delito de aborto u homicidio agravado, todas son mujeres pobres: 9 de cada 10 son menores de 30 años, 7 de cada 10 son solteras y autónomas, y con menos de 9 años de educación. Se repite la miserable historia de nuestro país: la víbora repta entre los vulnerables y tiene predilección por morder al descalzo. En el día del amor, se me antoja reflexionar sobre la crueldad sistemática impuesta por nuestras leyes a las mujeres de nuestro país
Texto original publicado en Diario el Mundo.
Retomado el 1 de marzo de 2023